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VINAGRETAS

Los dos ingredientes básicos de cualquier vinagreta son el aceite y el vinagre. Tanto uno como otro ofrecen una enorme diversidad de clases. De todas formas, en el caso del aceite, lo mejor es elegir las variedades de oliva, teniendo en cuenta que los vírgenes tienen un sabor más fuerte que los refinados. Aun así, siempre se puede emplear una clase virgen y luego rebajarla con un poco de aceite de maíz. No hay que olvidar adecuar el tipo de aceite a los ingredientes sobre los que se va disponer la vinagreta.

Imagen: Gastronomía vasca

Igualmente, es posible encontrar en el mercado una gran oferta de vinagres: de vinos blanco, tinto y rosado, de Jerez, de cava, de Módena y, por supuesto de manzana, el más suave de todos. Los vinagres de vino van bien con ensaladas de escarola y de hoja rizada, mientras que el de Jerez resulta ideal para pescados, al igual que el de cava, con el que se pueden elaborar tanto vinagretas frías como calientes. El de Módena representa una excelente alternativa si la vinagreta acompaña algún tipo de carne. El de manzana o de sidra combinan con todo tipo de ensaladas ligeras, de legumbres y, también, de pasta. Otra opción, que puede sustituir al vinagre y que proporciona un sabor más leve al aderezo, es el zumo de limón.

La forma tradicional de preparar la vinagreta es seguir una proporción en la que una parte sea de vinagre y otras tres de aceite, aunque la regla admite variaciones en función de los gustos. Para realizarla, se coloca en un bol el vinagre, se sazona o salpimienta, y finalmente se añade el aceite. Posteriormente se bate enérgicamente. En caso de que lleve otros ingredientes, éstos deben incorporarse siempre antes que el aceite para lograr que la salsa emulsione correctamente. Hay que recordar que la vinagreta se puede elaborar con antelación y guardarla en un recipiente hermético en la nevera a la espera de ser empleada.

Pero más allá del aceite y el vinagre, es posible echar mano de un sinfín de productos para preparar variantes originales y algo más trabajadas de la clásica vinagreta. Es el caso de los encurtidos, como pepinillos o alcaparras, del huevo duro o del ajo. Igualmente se puede emplear mostaza, frutos secos, pasas, un buen número de hierbas aromáticas, incluso deliciosas grosellas y hasta miel. La que lleva ajo, por ejemplo, que se realiza, además de con este ingrediente, con aceite, vinagre, sal, pimienta, una pizca de azúcar y un poco de mostaza, irá muy bien para aliñar un buen plato de pasta. La variedad elaborada con miel dará un toque delicioso a una ensalada con rúcula, escarola y tomates confitados; además de miel puede incorporar aceite de oliva, vinagre de manzana y unas gotas de balsámico junto con albahaca picada. Por su parte, una ensalada a base berros y queso combinará perfectamente con una vinagreta que integre frutos secos picados, vinagre balsámico, aceite de oliva y un poco de orégano.